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CATALANES EN LA PRIMERA JUNTA: DOMINGO MATHEU
2006-11-28
Sección ARGENTALANES

Catalanes en la Primera Junta: Domingo Matheu
Cristina Ambrosini cristinaambrosini@yahoo.com.ar
Web de Cristina Ambrosini epicureanos.blogspot.com/

NOTA DE ACLARACIÓN A MODO DE PREFACIO: Hace unos meses atrás me llega un mail de parte de Marita Tonazzi (MARÍA AMALIA TONAZZI) al enterarse de mi interés por la historia de los catalanes en Argentina ya que ella es descendiente directa de Domingo Matheu, para que me ocupe de escribir también sobre este patriota injustamente relegado por los historiadores y nunca merecidamente reconocido a pesar de sus muchos y desinteresados esfuerzos por la conformación de nuestro país como Nación soberana e independiente. Le pido, entonces, que me acerque el material que tiene y generosamente se ofrece a prestarme un libro escrito en homenaje a Matheu que es una reliquia familiar. Nos citamos en el Pabellón II de Ciudad Universitaria, en el barrio de Nuñez, por la cercanía de su domicilio y por ser uno de mis lugares de trabajo donde puedo fotocopiar el libro y no tener la responsabilidad de llevarme un objeto tan valioso para su dueña. Allí concurre Marita acompañada por su adorable madre AMALIA AIDA DIETERICH de TONAZZI, también descendiente de Matheu y ambas, humildemente sentadas en un bar atestado de estudiantes apurados por tragar su hamburguesa en cinco minutos entre una clase y otra, me cuentan anécdotas e historias de su querido y patriótico ancestro del que heredaron la sencillez y buenos modos propios de las personajes de verdadera alcurnia. Marita y su mamá son una parte de nuestra verdadera aristocracia patricia, de las familias fundadoras de la Patria. A ellas les agradezco el buen momento que pasamos en ese mediodía apurado cuando, en el lugar inadecuado para su linaje, compartieron sus recuerdos y su veneración por uno de los grandes próceres de la patria. Sin su colaboración, este artículo no sería posible. En un reciente mail me dice Marita
“Te agradezco tu interés por hacer conocer a estos personajes de nuestra historia tan "sanos" en sus intereses e ideales. Tan querido por mí Don Domingo por haber formado parte de mi historia familiar y, diría personal ya que los cuentos de mi abuela (bisnieta de Domingo) y de mis tías (tataranietas) (hermanas de mi papá, -te recuerdo que mi papá falleció cuando yo tenía 3 años, por eso no tengo los relatos de él- ), siempre sonaron en mi cabeza y alimentaron el orgullo que siento de ser su descendiente directa.”
La agradecida soy yo y todos los que podemos conocer algo más de esta historia común que, como en una fina trama, anuda los destinos de catalanes y argentinos
AHORA SÍ VA LA NOTA
Según nos informa internet, el nombre de Mataró procede de una antigua torre de defensa, torre de Mata; gran masía fortificada que se alzaba sobre el turó de Onofre Arnau. A mediados del siglo XVIII, siglo identificado con revoluciones y rupturas profundas, siglo de recuperación de los poderes de la racionalidad y de luchas contra el oscurantismo religioso y el poder teocrático, de expansión capitalista y ascenso de la burguesía, la ciudad de Mataró ya era un importante centro fabril, dedicado al comercio y a la industria del tejido. Mataró era entonces la capital de la provincia marítima que nacía en Montgat y llegaba hasta Tossa de Mar. El comercio colonial, la construcción de veleros, la exportación de vinos y las primeras manufacturas textiles llevaron a Mataró al apogeo económico y cultural durante el siglo XVIII. No es raro, entonces, que en un ambiente de liberalidad, progreso científico y comercial, de toma de conciencia de los derechos civiles, dos catalanes, nacidos en Mataró, formaran parte del primer gobierno patrio, en 1810, en la recién nacida Argentina. Juan Larrea y Domingo Matheu, unidos por la amistad y la causa revolucionaria, son dos catalanes identificados con la defensa de las libertades y derechos de los ciudadanos en esta parte del planeta.
El matrimonio formado por don Pablo Matheu y Antonia Xicola, de acomodada posición económica y social en Mataró, tuvieron varios hijos. El 4 de agosto de 1765 nace uno de ellos, Domingo Bartolomé Francisco. De niño, Domingo cursó estudios en las Escuelas Pías de Mataró, demostrando un espíritu enérgico y un talento especial por las matemáticas, lo que facilitó sus estudios de náutica. Poco antes de cumplir 22 años, ante el Comandante del Cuerpo de Pilotos, una vez completados sus viajes a la Isla Barlovento, es aprobado y licenciado como “piloto de mar afuera” para llevar, como segundo piloto, la dirección de la nave de su propiedad, Nuestra Señora del Carmen, con destino a La Habana. Al cabo de pocos años de viajes, Domingo logró reunir un importante capital trayendo y llevando mercaderías entre España y las colonias. En estos viajes había consolidado, en el Río de la Plata, numerosas relaciones y contactos. Descontento con los avatares de la política española, en 1791, solicita a sus padres la autorización para trasladarse a algún lugar donde el aire no estuviera tan viciado y donde pudiera realizar sus ideales. El lugar de su elección resulta ser Buenos Aires donde se instala como comerciante en la calle de la Merced (hoy Perón entre San Martín y Reconquista).
En Buenos Aires, la vida política de Matheu se concentró, desde 1804, en el Real Consulado donde participó activamente. El Secretario de esta institución era Manuel Belgrano y su reemplazante fue Juan José Castelli. Otros miembros del Consulado eran Saavedra, Larrea, Pirán, Escalada, Álzaga, Vieytes y Moreno. Ya vemos, desde entonces, proliferar el germen de la Revolución de Mayo cuando motorizaron acciones tendientes a facilitar la libertad de comercio frente al inevitable contrabando. En los primeros días de diciembre de 1805 llegan a Buenos Aires noticias alarmantes: una expedición de barcos y tropas inglesas desembarcó en la Bahía de todos los Santos, en Brasil. Recordemos que Buenos Aires era entonces una ciudad codiciada, próspera y pujante pero indefensa. La Metrópoli enviaba escasas cantidades de tropas y armamentos a los confines de sus dominios, las armas y municiones eran deficientes o de segunda mano. Hablar del armamento de entonces equivale a referirse a pistolas que no funcionaban, balas de calibres distintos a las armas o dotaciones de cuatro cartuchos por hombre para enfrentar al enemigo mejor armado de la época. En tan precaria situación, el virrey Sobremonte pone en marcha un plan de movilización de milicianos y a Matheu lo designa Comandante del Cuartel Nº 8. Para vergüenza de los vecinos y oprobio del virrey, el 27 de junio, tienen a Beresford con sus tropas instaladas dentro del Fuerte. Por cartas de Matheu conocemos los detalles de la reconquista del Fuerte y la organización de un cuerpo permanente de catalanes bajo el nombre “Voluntarios Urbanos de Cataluña”. Así lo comenta en una de sus cartas:
“nos ha precisado a todo el pueblo a tomar las armas y adiestrarnos en su manejo, a fin de que si tratan de hacer desembarcos podamos rechazarlos; y para ello nos hemos unido cada provincia de por sí, uniformándonos a nuestra costa y así mismo mantenernos durante la campaña; y como nuestro cuerpo hemos tenido que vestir a la mayor parte, nos ha sido preciso cargarlo todo a los oficiales, que les ha de tocar mucho….”
La segunda Compañía eligió por Capitán a Juan Larrea y por Teniente a Domingo Matheu. Logran, esta vez, derrotar a los invasores y mientras esperan el ya inminente segundo ataque inglés, Matheu estrecha vínculos con Juan Antonio Pereira, segundo jefe de Patricios y otros jefes a la vez que aporta sables, espadas y pistolas salidas de sus almacenes. Al finalizar la segunda reconquista de Buenos Aires, Matheu contabiliza en más de 3.000 pesos en alimentos, uniformes para los pobres, armas, municiones y gratificaciones, los gastos de la defensa que corrieron por su cuenta y cargo. La descollante actitud militar y cívica de Matheu fue reconocida por Real Orden del Rey de España el 13 de enero de 1809 al confirmárselo como Teniente del Batallón de Voluntarios Unidos de Cataluña. Nadie lo duda, el triunfo es un logro del pueblo organizado y no de la corona española. Vicente López y Planes escribe, en honor a los valientes que perdieron o comprometieron sus vidas y sus bienes en esta gesta, un poema llamado “Triunfo argentino”. Así, un pueblo y un nombre entran en la historia.
En 1809 la autoridad política del virrey se resquebraja de un modo irreversible lo que compromete la situación de los líderes sociales como Matheu, españoles de nacimiento pero republicanos de corazón. En los primeros días de marzo de 1810 es citado por el virrey Cisneros quien claramente le plantea: “Que por la causa del Rey reclamaba el concurso de las inteligencias superiores y de los brazos fuertes, que necesitaba rodearse de personas de calidad, que no pretendiera disimular, pues lo sabía estrechamente vinculado a personas de reconocida actuación en el bando adverso a su autoridad”. Luego el virrey le solicita su colaboración para un puesto de importancia a lo que Matheu responde que no le interesa la burocracia y, por fortuna, tampoco la necesita.
“¡Cuidado, joven!” fue el saludo de despedida del virrey.
Matheu considera que el hecho, contingente, de haber nacido en los dominios del rey, no lo obligan a actuar en contra de sus ideales. También lo reclama Álzaga para servirle a su causa y también lo rechaza con lo que, a la vez, cierra el camino para aspirar a la mano de su bella hija Andrea, de la que estaba prendado pero que, por sus ideas políticas, nunca llegará a ser su esposa. Los barcos, lenta pero eficientemente, van y vienen cargados de noticias alarmantes. Así se enteran que Napoleón penetró en Sevilla, que La Junta Central, acusada de traición, ha huido y que el rey está cautivo. ¿A quién representa Cisneros? La Revolución ya está en marcha y nada podrá detenerla. Las agitadas reuniones de los días 20 y 21 de mayo de 1810 cuentan con la decisiva presencia de Matheu quien claramente manifiesta que el poder virreinal caducó definitivamente y que es necesario convocar un Cabildo abierto. La trastienda de Matheu, que ya había sido usada en días anteriores, sirve ahora para el mitin revolucionario donde participaban españoles y americanos por igual: Terrada, García, Alberdi, Ortiz de Ocampo, Nadal y Guarda, Esteve y Llac, Nuñez, Gasparín, Chiclana, Quintana, Magallanes, Marques, Pereira, Echavarría y otros se encontraban con Matheu para definir la nueva forma de gobierno. Matheu no tenía ambiciones de poder ya que alienta cláusulas que él mismo no cumple, necesarias para formar parte del nuevo gobierno patrio: ser casado, tener más de treinta años de residencia en la ciudad, entre otras.
Finalmente en la mañana del 25 de mayo de 1810 ya está armada la Primera Junta con Saavedra, Castelli, Belgrano, Azcuénaga, Alberti, Larrea, Paso, Moreno y Matheu
“Nos quedan las Américas, decía Matheu, pues organicémoslas como conviene”.
Organizar es el lema pero pagar las cuentas es el problema. Para ello, compromete su patrimonio en la tarea de llevar la antorcha revolucionaria a los distintos confines del virreinato. Pone a disposición sus barcos, mercaderías, plata en efectivo, cartas de crédito. En la reunión de la Junta del 5 de julio decide donar su sueldo, actitud compartida por Larrea y Belgrano. En España, con la entrada de Napoleón en Cataluña, los Matheu abandonan la casa de Mataró que es arrasada y allí también luchan contra el despotismo, primero de Napoleón y luego de Fernando VII, una vez restituido en su cargo. Bajo el mando del general Lacy, en contra de la corona y defendiendo ideas liberales, luchan veintisiete miembros de la familia Matheu, entre hermanos, primos y sobrinos, muriendo seis de ellos. Miguel, el hermano mayor y más querido de Domingo, ex socio, muere fusilado en los fosos del Castillo de Bellver. El monarca español cobra su pesado tributo a la familia Matheu al otro lado del mar, separando aun más, con sus crímenes, aquello que pretendía unir. Múltiples cartas y documentos atestiguan el profundo dolor que le causa a Domingo la pérdida de su hermano. Financia las expediciones al Alto Perú y el envío de una flotilla que burla el bloqueo de Buenos Aires para asistir a las fuerzas revolucionarias en Montevideo. Participa en la construcción del Puerto de la Ensenada, siguiendo una idea de Moreno, se ocupa de las obras de reconstrucción de los cuarteles militares y de montar una fábrica de fusiles. A poco de andar el nuevo gobierno aparecen los antagonismos y diferencias, especialmente con Saavedra. Su intervención, en los enfrentamientos entre partidarios de Moreno y Saavedra fue casi siempre de moderador y conciliador de posiciones extremas, al considerar que “el árbol de la revolución no debe regarse con sangre”. Pocos meses después de constituido el nuevo gobierno, la mayor parte de sus miembros están destituidos, exiliados, encarcelados o muertos. Tal es el caso de Moreno, políticamente vencido, quien es enviado en comisión a Londres y nunca llegará a destino. Los partidarios morenistas se agrupan en la “Sociedad patriótica”. La situación interna se agrava, el Cabildo resuelve la expulsión de los españoles solteros (Matheu y Larrea lo eran) a la vez que llegan noticias del desastre de Huaqui. Son momentos cruciales. La Junta, por su propios conflictos internos, está al borde de su propia destrucción. En estos momentos se revelan las artes del marino quien, con mano firme al timón, da un giro en la nave. Acompañado sólo por Olmos, Gorriti y Ortiz de Ocampo, el 23 de septiembre de 1811, dentro de la Junta Grande, cambia el gobierno y establece un Triunvirato. Luego de esta maniobra magistral, piensa en encontrar aguas más calmas que las de la política y en su lenguaje de marino expresa
“en año y cuatro meses de remo continuo he quedado muy estropeado”
El 29 de septiembre es nombrado por el Triunvirato, Director de la Fábrica de Fusiles de Buenos Aires. En funciones, nombró a Pablo Lázaro Berrutti como Segundo Director y como tesorero y contador a Ambrosio Mitre, padre del futuro General Bartolomé Mitre. En agosto de 1812 escribe “Sigo en la fábrica con más tesón que nunca, a fin de tener armas para defendernos de toda invasión de enemigos de nuestra Santa Causa, la más justa que han defendido hombres.”
En 1812 es nombrado Interventor de la Lotería Nacional, Presidente de la Comisión de Aduanas y director de la Comisión Redactora del Reglamento para las Aduanas de Mendoza y Corrientes. Aquí vuelve a contar con la colaboración de su compatriota y amigo, Juan Larrea. Por si no fuera bastante, en 1 de diciembre de 1813 el gobierno lo designa Comisario General de Vestuarios, cargo que debe aceptar a pesar de sus protestas y negativas ya que es necesario, en todos los frentes, aun en el vestuario de las tropas militares, contar con personas idóneas y honestas capaces de administrar los escasos dineros públicos, necesarios para consolidar la gesta emancipadora. Entrega el mando de la fábrica de fusiles al Coronel Holmberg no sin antes dar un acabado detalle al Tribunal de Cuentas.
El curso de los acontecimientos de los años siguientes lo embargan en la mayor desilusión. A pesar de sus muchos esfuerzos y múltiples enfermedades que lo aquejan, no consigue que acepten la renuncia a sus tareas administrativas hasta octubre de 1817. Ya en el retiro de su hogar y fruto de la unión matrimonial con Ventura Diana Lalinde, dedica sus esfuerzos a rehacer su patrimonio, maltrecho después de las grandes erogaciones a la causa revolucionaria y a criar a sus numerosos hijos. Su casa de la calle Florida, entre Cuyo y Corrientes, se ve frecuentada por personajes ilustres que concurren buscando el consejo paternal del viejo líder revolucionario o la palabra que puede salvar la vida de algún patriota. Así es como el 24 de marzo de 1831 aparece en su casa Juana Fernández Blanco de Márquez, llorando desolada porque una patrulla rosista al mando del temido Comandante Chirino tiene en el cepo, en martirio, a su marido en Cañuelas. Enfermo, en cama, postrado por la enfermedad, Matheu se moviliza y solicita audiencia a Rosas al que convence de poner en libertad a Márquez en atención a los múltiples servicios militares brindados en su juventud por el ahora detenido. Cuatro días después de este último esfuerzo, muere el 28 de marzo de 1831 este catalán de espíritu irredento, soñador y luchador inclaudicable. Ocho hijos lo asisten en su lecho de muerte: Ventura, Carmen, Francisca Antonia y Domingo permanecieron solteros siendo el último médico del ejército de Lavalle y Director del Hospital de Sangre de Isla Mayo, luego Diputado de la Nación. Sus otros cuatro hijos: Leocadia, Juliana, Eulogia y Martín se casaron. Este último es uno de los primeros abogados recibidos en el país quien se destaca como militar a las órdenes de Lavalle y el General Paz, con el grado de Capitán. Luego debió exiliarse a Chile.
La misma noche de la muerte de Matheu, un edecán del Gobierno entrega a la viuda el Decreto de honores que resolvía la construcción de un sepulcro para depositar sus restos, que entre tanto se colocaron junto a los del Coronel Dorrego.

Fuentes consultadas
ROMERO ONETO, ALBERTO H y ELÍA, HORACIO O., Don Domingo Matheu, Buenos Aires, edición de la Lotería Nacional de Beneficencia Nacional y Casinos, 1965
http://www.emaresme.com/maresme/mataro/

Web de Cristina Ambrosini
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