41 AÑOS DE LA RECUPERACION DE MALVINAS
DECLARACIÓN PERSONAL
El dos de abril como fecha histórica continua vigente, pese a todo y a todos los que han intentado “desmalvinizar” nuestro país.
Es 1982 estaba marcado por el inocultable fracaso de la dictadura, su plan económico se hundía, pese a la masacre y la represión terrorista no habían logrado detener la lucha del movimiento obrero, que de forma heroica mantuvo las huelgas y acciones de resistencia, pagando un precio en miles de desaparecidos y encarcelados, mucho menos habían logrado detener al movimiento de Derechos Humanos, de las Madres, Abuelas y los demás organismos que reclamaban justicia.
El 30 de marzo de ese año la burocracia sindical tuvo que llamar a una huelga general, para inyentar controlar los innumerables conflictos en fábricas y empresas.
Decenas de miles de trabajadores inundaron las calles del centro de la capital, unificados en el grito de “Se va a acabar, la dictadura militar”.
La represión salvaje no pudo evitar que las columnas de manifestantes llegaran a la Plaza de Mayo e incluso a la misma puerta de la Rosada.
Tres días después recuperaron Las Malvinas. El informe posterior a la rendición se supo que esa operación estaba prevista para la primavera, planificación lógica, pero los acontecimientos que desembocaron en ese día de huelga general los obligó a ejecutarla en el peor escenario para un clima austral.
La recuperación de nuestras Malvinas les salió mal en casi todo. Su acción anti imperialista, una política contra natura de un gobierno lacayo de los EEUU y Gran Bretaña, generó unas movilizaciones contra el imperialismo inglés y yanqui que no podían reprimir.
El primer acto por Malvinas en PL. de Mayo, yo pude escuchar dos consignas, una de la gente allí reunida, con esa habilidad popular para rimar cantos de estilo futbolero: “Levadura, Levadura Levadura, queremos las Malvinas pero no la dictadura”.
Es sector, minoritario pero creciente tiró por tierra la maniobra a la desesperada de los dictadores.
La otra fue de Las Madres, que ese jueves, en pleno acto patriotero pensado para desalojarlas de sus marchas semanales, se presentaron con una pancarta y volantes, que decían: Las Malvinas son argentinas, los desaparecidos también.
Esos poco mas d etres meses cambiaron para siempre nuestro país. Los militares acostumbrados a secuestrar, robar, torturar a civiles incluyendo niñes, mujeres embarazadas y lanzar personas vivas desde aviones, no fueron aptos para cumplir su obligación.
Fueron a perder, sin planificación ni coordinación, y especialmente sin política nacional.
En las memorias del comandante enemigo quedó negro sobre blanco que si el combate continuaba un solo día mas, hubieran tenido que retirarse por la falta de suministros.
Años después el movimiento que lucha por Memoria, Verdad y Justicia lograría que se enjuiciara a los oficiales que cometieron crímenes de lesa humanidad contra nuestros soldados, unos miserables que eran más feroces con nuestra propia gente que con el enemigo.
Estos recuerdos, algunos personales, no son solamente un ejercicio de memoria.
Yo estuve, tanto en la manifestación del 30 de marzo como en las posteriores de Malvinas, incluida la del 14 de junio cuando la rendición, en que pude sobrevivir a un intento de secuestro y terminé en la cárcel de Devoto.
Es mi forma de resistir a la política de abandonar el reclamo por la soberanía nacional en un espacio que representa el 40 por ciento del territorio de la Matria.
Aquí, desde Catalunya, continuamos reclamando la soberanía nacional, denunciamos el expolio del mar argentino, especialmente por las flotas de España y China. Por esto es una obligación cómo argentines continuar reclamando nuestros territorios, TODOS.
Diego Arcos.
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