Días o semanas atrás, el gobierno argentino anunciabá la prohibición de actividades en la Argentina de aquellas empresas petroleras que operen en las Islas bajo la legislación británica.
Un poco más acá en el tiempo, pero con un arrastre lejano, los ex combatientes denuncian en la Justicia federal casos de torturas y abusos cometidos contra conscriptos durante el conflicto de 1982. Entre los hechos que llevarán a Tribunales hay incluso cinco muertes. Sostienen que en la guerra se continuó la represión iniciada por la dictadura…
Y luego: El Banco Central lanza una emisión especial de dos millones de monedas de $2 en conmemoración del XXV aniversario de la gesta en el archipiélago. La misión tiene el "objeto de rendir homenaje a todos aquellos combatientes que en aquella oportunidad arriesgaron y dieron su vida para defender la soberanía nacional sobre el archipiélago austral", informó la autoridad monetaria.
El dos de abril, Scioli, en el acto central de los 25 años (al que, finalmente no asistió el presidente Kirchner, posibilitando una fe de erratas a esta página), dijo que vamos a recuperar lo que nos pertenece y conminó “al Reino Unido a que atienda los llamamientos internacionales y reanude las conversaciones de la manera indicada por la ONU”.
Mientras tanto, nosotros nos quedamos con un poema escrito muchos, pero muchos años atrás.
JUAN LÓPEZ Y JOHN WARD ?
Les tocó en suerte una época extraña. El planeta había sido parcelado en distintos países, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias, de un pasado sin duda heroico, de derechos, de agravios, de una mitología peculiar, de próceres de bronce, de aniversarios, de demagogos y de símbolos. Esa división, cara a los cartógrafos, auspiciaba las guerras. López había nacido en la ciudad junto al río inmóvil; Ward, en las afueras de la ciudad por la que caminó Father Brown. Había estudiado castellano para leer el Quijote. El otro profesaba el amor de Conrad, que le había sido revelado en una aula de la calle Viamonte. Hubieran sido amigos, pero se vieron una sola vez cara a cara, en unas islas demasiado famosas, y cada uno de los dos fue Caín, y cada uno, Abel. Los enterraron juntos. La nieve y la corrupción los conocen. El hecho que refiero pasó en un tiempo que no podemos entender.
Jorge Luis Borges
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