Los nietos de los emigrantes no podrán pedir la nacionalidad antes de un año, Quintana defiende a Touriño mientras Aymerich lo acusa de dar mítines con dinero público
EL PAÍS / F. VARELA - Santiago / Montevideo - 09/10/2007

El proyecto de reforma del Código Civil que permitiría obtener la nacionalidad española a los nietos de los emigrantes en el exterior, incluye una cláusula que demora la entrada en vigor de la ley hasta un año después de su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE). El presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, insistió ayer en Montevideo en que el proyecto, en trámite en las Cortes, estará aprobado antes de las elecciones generales. Touriño recibió el respaldo del vicepresidente, Anxo Quintana, que contrastó con las duras críticas del grupo parlamentario del Bloque.

El presidente insiste en que la reforma legal se aprobará antes de las generales
Touriño se defendió en Montevideo de las críticas que ha recibido por anunciar, en un mitin ante 1.500 personas en Buenos Aires, que este mismo año el Congreso aprobará la reforma legal que hará posible el acceso a la nacionalidad de los nietos de los emigrantes. El presidente recordó que con esta medida el Gobierno y el PSOE no hacen sino "cumplir la palabra dada" para "acabar con el error histórico" que supuso cortar la transmisión de la nacionalidad. La modificación legal, explicó, se está tramitando en el Congreso a través de una disposición adicional a la Ley de Adopción. Si no diera tiempo a aprobar esta ley, "se ubicará en alguna otra que esté en tramitación, de tal forma que la disposición adicional que resuelve este tema histórico pueda ser cumplida".

"[La reforma] está en manos del Congreso y, por la información de que dispongo", señaló Touriño, "se espera que pueda resolverse en la legislatura". "No hay ni prisas ni urgencias". "Las prisas, las urgencias y los fantasmas se los inventan otros", acusó. Aunque "eso no quiere decir que al día siguiente se vote o se deje de votar". "Lamento que a alguien le pueda parecer mal que cumplamos", añadió en alusión al BNG.

El presidente también volvió a salir en defensa de la decisión de abrir una oficina de representación de la Xunta en Buenos Aires. Recordó que se trata de un compromiso electoral de su partido que trata de otorgar "legalidad, transparencia y rigor" a la relación de la Administración gallega con los ciudadanos que viven en el extranjero y acabar con los "caciques y recolectores de votos".

Pero el multitudinario acto de Touriño en Buenos Aires fue acogido con desagrado por sus socios nacionalistas. El vicepresidente, Anxo Quintana, se mostró de acuerdo con la concesión de la ciudadanía a los nietos de los emigrantes, pero mencionó a la vez la necesidad de reformar la ley electoral para regular el sufragio de los residentes ausentes. "Lo que ha dicho muy bien el presidente Touriño, reflejando el sentir del Gobierno y de toda Galicia, es mostrar su satisfacción por haber logrado una reivindicación histórica y justa", señaló Quintana, para añadir a continuación: "Lo del voto es otra cosa. Está pendiente de una reforma necesaria de la ley electoral que, de una vez por todas, defina en que ámbitos de representación se tiene que dar el voto emigrante".

Las críticas a Touriño partieron del grupo parlamentario nacionalista. El diputado Iago Tabarés mostró su sorpresa por el anuncio del presidente y le recordó que, aunque la nueva ley fuera aprobada de inmediato, los nietos de los emigrantes tendrían que esperar un año para lograr la nacionalidad. Mucho más ácido, el portavoz parlamentario del Bloque, Carlos Aymerich, acusó a Touriño de organizar en Buenos Aires "un mitin del PSOE con dinero público".

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